El orden y el aseo dentro de un entorno administrativo no solo mejoran la presentación del espacio, sino que también impulsan la eficiencia, la claridad mental y la capacidad de innovar. Cuando los recursos están organizados y el ambiente es limpio, los equipos trabajan con mayor enfoque, toman decisiones más ágiles y encuentran soluciones creativas con menos fricción, creando así una cultura administrativa sólida que favorece la mejora continua.
